
(Por Cristian Paladino) – El último sábado, en Ciudad Deportiva, un grito de gol volvió a llevar su nombre. Lucas Juárez, delantero de la categoría 2005, fue protagonista del 2 a 0 de la Cuarta División de San Lorenzo ante Unión, un triunfo importante que, según él mismo reconoce, tuvo su base en la concentración, la solidez defensiva y la eficacia en los momentos justos. “Fuimos sólidos atrás y efectivos arriba, y eso nos permitió llevarnos los tres puntos”, resume con la serenidad de quien sabe que cada partido es una nueva oportunidad.
Nacido el 23 de diciembre de 2005 en Concepción, provincia de Tucumán, Lucas llegó al Ciclón en 2019. Antes, había tenido un breve paso por River Plate. Desde entonces, su vida cambió de forma radical: dejó atrás la cercanía de su familia para instalarse en Buenos Aires y perseguir un sueño que aún está en plena construcción. “Mis goles son para mi familia, que siempre me apoya, para mi abuelo que me guía desde el cielo, y para el grupo que confía en mí”, cuenta, dejando en claro que detrás de cada festejo hay una historia de afectos y de distancia que se acorta con cada avance en su carrera.
Hoy compite en Cuarta División, aunque en los últimos días también sumó minutos en la Reserva, un escenario que lo pone cada vez más cerca del fútbol grande. Sabe que no es fácil: el constante movimiento de jugadores entre categorías exige adaptación inmediata. “Es un desafío porque el plantel cambia seguido, pero eso también te obliga a estar siempre preparado. Todos tenemos el mismo objetivo: sumar para el equipo y seguir mejorando”, afirma.
Esa misma mentalidad lo ayuda a manejar la ansiedad de saberse observado para posibles convocatorias a la Reserva. “Trato de enfocarme en el día a día, en entrenar bien y en cumplir dentro de la cancha. La ansiedad está, pero si pensás demasiado en eso, te puede jugar en contra. Lo importante es estar listo cuando llegue la oportunidad”, explica con madurez.
En este presente, que combina goles en juveniles y minutos en Reserva, siente que está encontrando de a poco el nivel que puede mostrar. “Voy por el camino correcto. Estos minutos en Reserva me motivan a seguir trabajando para afianzarme y mostrar todo lo que puedo aportar al equipo”, dice. Y cuando se describe como jugador, lo hace con sencillez: “Soy intenso, gambeteador, me gusta moverme mucho y buscar espacios”.
Entre sus referentes nombra al “Pocho” Cerutti, delantero del plantel profesional azulgrana, a quien admira por su velocidad, su gambeta y su inteligencia dentro de la cancha. No es casual: Lucas también combina dinámica con picardía, y busca siempre la mejor manera de lastimar al rival.
Su meta para lo que queda del año es clara: “Seguir creciendo como jugador, sumar la mayor cantidad de minutos posibles en Reserva y cumplir mi sueño de jugar en Primera”. Porque vestir la camiseta de San Lorenzo, para él, es algo que trasciende lo futbolístico: “Es un orgullo enorme. Es un club grande, con mucha historia, y me motiva a dar lo mejor cada día”.
Lejos de Tucumán, pero cerca de sus sueños, Lucas Juárez vive un presente cargado de desafíos, en el que el esfuerzo diario y la paciencia son tan importantes como la gambeta y el gol. Un camino que se recorre paso a paso, con la mirada puesta en ese momento en el que pueda pisar el césped de la Primera División, sabiendo que todo el sacrificio habrá valido la pena.