(Por Cristian Paladino) – En el fútbol juvenil, los avances no suelen llegar con estridencias. Son pequeños movimientos que confirman que un proceso se sostiene en el tiempo. La convocatoria de Ignacio Oro Rastelli para integrarse como alternativa a la Octava División de AFA es uno de esos pasos: significativo para él, y también para el trabajo que San Lorenzo desarrolla desde la Liga Metropolitana (B), donde año tras año se busca proyectar jugadores hacia las divisiones oficiales.
Ignacio, nacido el 20 de febrero de 2010, es un delantero que ha ido construyendo su recorrido con calma y continuidad. Sus primeros pasos fueron en el futsal de Boca Juniors, entre 2016 y 2021, un terreno donde se aprende rápido a pensar y resolver en espacios reducidos. Esa base lo ayudó a desarrollar manejo en corto y velocidad mental, herramientas valiosas para cualquier futbolista en formación.
En 2021 llegó a San Lorenzo para sumarse al fútbol de once. Bajo la conducción de Kevin Czwan y Marcelo Di Gregorio, integró un equipo que terminó consagrándose campeón, aportando goles y buen rendimiento. Paralelamente, continuó su crecimiento dentro del futsal azulgrana, donde también tuvo participación oficial y acumuló experiencia competitiva.
En 2022 tuvo un breve paso por la Liga AFA de Racing, donde volvió a formar parte de un equipo campeón, aunque su regreso a Boedo resultó natural: allí había encontrado continuidad y un espacio propicio para seguir desarrollándose.
Ya nuevamente en San Lorenzo, continuó su proceso con distintos cuerpos técnicos en la Liga Metropolitana (B), sobre todo durante los últimos dos años desarrollados bajo la supervisión del Prof. Christian ¨Bocha¨ Pereira, manteniendo regularidad, sumando goles y mostrando evolución acorde a su edad. Su desempeño en futsal también fue sólido, formando parte de un conjunto que hoy está clasificado a los playoffs.
El reciente llamado para integrarse a la Octava División de AFA aparece como una consecuencia lógica de ese recorrido. Los captadores del club evaluaron su crecimiento y consideraron que está preparado para dar un paso más en un entorno de mayor exigencia. No es una consagración ni un destino final: es simplemente una nueva etapa dentro de su formación.
Para San Lorenzo, este tipo de movimientos reafirma el valor del trabajo que se desarrolla en la Liga Metropolitana (B), un espacio pensado para formar, acompañar y proyectar a los juveniles hacia las estructuras oficiales. Ignacio es uno de los chicos que logra dar ese salto, fruto de su dedicación y del proyecto integral que sostiene el club.
A los 14 años, tiene todavía un largo camino por delante. Lo que viene será aprender, adaptarse y seguir creciendo. El club le abre una puerta; él la cruza con el mismo paso firme y sereno que marcó su recorrido hasta aquí. Porque en el fútbol formativo, más importante que llegar rápido es avanzar bien.



