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IAN SANDOVAL, EL ARQUERITO DE LA 9NA DIVISIÓN QUE TUVO SU DEBUT SOÑADO

(Por Cristian Paladino) – La mañana del sábado en Ciudad Deportiva trajo un empate con sabor a historia para uno de los chicos que empieza a escribir sus primeras líneas en San Lorenzo. Porque en la Octava fecha del certamen oficial de AFA, mientras el equipo de la Novena División igualaba 0 a 0 ante Talleres de Córdoba, hubo una jugada que alteró el curso del partido y dejó una huella en quienes entienden que el fútbol juvenil es mucho más que resultados.

Esa jugada fue un penal. Un mano a mano contra el destino. Y ahí estuvo Ian Sandoval, arquero categoría 2011, que hasta ese día no había sido titular en AFA. Bajo los tres palos, con los guantes firmes, la mirada decidida y el corazón latiendo fuerte, le contuvo el remate a su rival con una intuición que parece haber traído desde el sur.

Estuve muy seguro de que la cruzaba, aparte lo conocía”, contó después, como si la certeza fuera un don natural. Y agregó con emoción: “La verdad estoy muy feliz por haber tenido una atajada en AFA para este hermoso club. La dedicación fue para mi familia y espero sumar más minutos”.

La historia de Ian no empieza en Boedo, sino en la ciudad de Neuquén, donde nació el 19 de octubre de 2011. Empezó a jugar al fútbol a los 6 años, en el Club Asociación Civil Deportiva y Cultural Patagonia, y más tarde vivió una experiencia en Boca Juniors, donde le soltaron la mano por un detalle que hoy suena irónico: la altura.

Me dejaron libre por mi altura, pero no bajé los brazos”, recuerda. Y en enero de 2025, San Lorenzo le abrió las puertas y él las cruzó con la ilusión intacta.

El domingo frente a Talleres fue especial, porque por primera vez fue titular en AFA. La noticia la recibió con madurez: “Me lo tomé con tranquilidad. Ya el viernes después del entrenamiento los profes me habían dicho que podría ser titular. Así que cuando me confirmaron, me sentí preparado y feliz”.

Y se notó. El equipo no arrancó bien: “En el primer tiempo no jugamos como habíamos trabajado en la semana”, explicó con lucidez. Pero luego, algo cambió: “El segundo tiempo fue muy ida y vuelta, nos posicionamos mejor, estuvimos mucho mejor que en el primero”.

Sobre el final, llegó el empate. Pero el punto pudo haberse escapado si no fuera por esa atajada decisiva, esa volada que se metió en los ojos de todos, especialmente de su gente.

Mi familia se puso muy contenta, me felicitaron un montón. También a mis familiares que están en Neuquén les conmovió mucho la noticia”, dijo Ian, que vivió su partido más importante hasta ahora con los suyos en la tribuna, observándolo como si el tiempo se detuviera.

Detrás del gesto tímido se esconde un arquero con convicción. “Me defino como un arquero seguro y con confianza. Trato siempre de estar bien posicionado y de mejorar en cada entrenamiento”, afirma con una madurez admirable.

Pero más allá del rendimiento y la valentía, hay algo que Ian tiene muy claro: “Para mí, ser jugador de San Lorenzo es un orgullo muy grande. Ojalá siga siéndolo por mucho tiempo más”.

Y ojalá así sea. Porque historias como la de Ian Sandoval le devuelven al fútbol juvenil esa emoción genuina que a veces se pierde entre resultados. Porque hay chicos que, con una atajada, se ganan el respeto de sus compañeros, la ovación de sus familias y el derecho a soñar con futuro. Ian ya dio su primer gran paso.

Cristian Paladino

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