(Por Cristian Paladino) – Mientras algunos juveniles dan el ansiado salto a la Primera División, otros comienzan a pisar con firmeza el último escalón de la escalera formativa. Así funciona la maquinaria silenciosa pero constante del Semillero Azulgrana, donde los relevos se preparan en silencio, con disciplina y sueños a cuestas. Este fin de semana, la División Reserva de San Lorenzo sumó dos caras nuevas que reflejan ese proceso vital de recambio y proyección: Bautista Díaz y Joaquín Orrantía, ambos nacidos en 2006 (4ta División), hicieron su debut oficial con la camiseta azulgrana en la antesala del profesionalismo.
El contexto no es menor: San Lorenzo transita un momento de fuerte apuesta a sus divisiones inferiores, promoviendo talentos con una dinámica cada vez más intensa. En medio de esa oleada de oportunidades, Bautista y Joaquín se ganaron su lugar no por casualidad, sino como premio al recorrido, a la constancia, al esfuerzo que no siempre se ve pero que da sus frutos.
Bautista Díaz: de Zárate a la Reserva, con la perseverancia como bandera.
Oriundo de la ciudad bonaerense de Zárate, Bautista Díaz se calzó por primera vez la camiseta de San Lorenzo en el año 2013, tras dar sus primeros pasos en Defensores de Estrada. Desde entonces, no hizo más que trabajar. Formó parte del fútbol infantil, creció en el predio de Ciudad Deportiva y pasó por cada una de las categorías con el mismo perfil bajo con el que ahora llegó a la Reserva.
En 2021, su talento lo llevó a integrar convocatorias en la Selección Argentina Sub-17, confirmando que lo suyo iba más allá de la entrega. Sin embargo, su sello más característico no es sólo técnico o físico: es emocional y mental. Lateral derecho firme, diestro y con gran despliegue, lo que destaca a Bautista es la perseverancia con la que enfrentó cada etapa. Nunca se desesperó, nunca bajó los brazos. Su oportunidad llegó y él ya estaba preparado.
Joaquín Orrantía: sangre nueva, raíces fuertes.
El caso de Joaquín Orrantía también merece una mirada especial. Nacido en San Isidro, forjó su camino en uno de los semilleros más reconocidos del país: Argentinos Juniors, donde jugó desde los 8 años hasta principios de este 2025. Su llegada a San Lorenzo fue reciente, pero su adaptación fue veloz y efectiva.
Marcador central diestro, de juego aguerrido, sólido en la marca, buen primer pase y presencia en el juego aéreo. Orrantía aporta solvencia y serenidad, dos atributos fundamentales para una línea defensiva. En su primer partido con la azulgrana dejó una imagen sólida, de esas que generan confianza inmediata.
Más allá de su reciente arribo, Joaquín se metió rápidamente en la dinámica del equipo y hoy ya es parte activa de un proyecto que lo recibe con los brazos abiertos pero con exigencia permanente.
El valor del proceso
El debut de Díaz y Orrantía no es un hecho aislado: es la continuidad de un trabajo a largo plazo que no siempre tiene reflectores, pero que construye identidad. La Reserva de San Lorenzo no es solo un equipo, es un puente. Y cruzarlo implica estar listos física, técnica y emocionalmente.
A medida que los espacios en Primera División se abren, la Reserva se nutre de nuevos protagonistas que vienen empujando desde abajo. Allí, en ese escenario competitivo pero formativo, el club pone a prueba el carácter, la madurez y la capacidad de sus juveniles para dar el siguiente paso.
Bautista y Joaquín ya dieron el suyo. Y lo hicieron con firmeza. Porque más allá del resultado, el verdadero triunfo es haberse ganado ese lugar con trabajo, paciencia y compromiso.
