
(Por Cristian Paladino) – La Categoría 2007 también tuvo celebración propia. En el fútbol, cada debut deja una marca. No sólo en la planilla oficial del partido, sino en la historia personal del protagonista, en el esfuerzo de su familia y en los sueños que, de a poco, comienzan a tomar forma. Este domingo, en la intensa semifinal de Copa Proyección ante Rosario Central, San Lorenzo sumó un motivo más para celebrar: el debut de Francisco Giovachini en la División Reserva.
Con apenas 18 años, el primer marcador central de la Categoría 2007 tuvo su estreno oficial en la antesala del fútbol profesional. En una cancha repleta de emociones y bajo el contexto de una instancia decisiva, Francisco dio el primer paso con la serenidad y el compromiso que lo caracterizan desde que llegó al club.
Su historia con la camiseta azulgrana comenzó en 2018, cuando arribó desde Argentino de Rojas, el club de su infancia. Nacido el 23 de enero de 2007 en Capital Federal —mientras sus padres, oriundos de Rojas, estudiaban en Buenos Aires—, Giovachini fue creciendo dentro del Semillero Azulgrana con perfil bajo, convicción y una firmeza defensiva que lo distingue en cada presentación.
Diestro, de buen porte físico, fuerte en la marca, rápido en los cruces y con una lectura inteligente del juego, supo ganarse el respeto en cada categoría que le tocó defender. Su evolución constante y su madurez deportiva lo llevaron a dar este salto merecido, que es tan simbólico como motivador: el sueño que alguna vez empezó en su ciudad natal, ahora empieza a tocar la puerta del profesionalismo.
No hay atajos en la construcción de un futbolista. Hay camino, trabajo y oportunidades que se abren a partir de la perseverancia. El debut de Giovachini en Reserva no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Y también un mensaje claro para todos los que lo rodean: el proyecto formativo de San Lorenzo sigue dando frutos, y el futuro se construye con pasos firmes como este.