
(Por Cristian Paladino) – En cada rincón de Argentina, hay un potrero donde se forjan sueños. En Los Polvorines, en ese rectángulo mágico del Club Almafuerte, un nene de apenas cuatro años ya sabía que su vida iba a girar en torno a una pelota. Ese pibe se llama Tobías Espíndola y el jueves pasado, en el triunfo por 2 a 0 ante Godoy Cruz, cumplió uno de esos sueños que laten con fuerza en el pecho: debutó en la División Reserva de San Lorenzo.
“Fue una mezcla de sensaciones, una emoción tremenda”, confiesa Tobías con una sonrisa que no le entra en la cara. “La felicidad es muy grande y difícil de explicar, porque son muchos años de vivencias y experiencias que han servido para poder llegar hasta acá”.
Nacido el 6 de enero de 2007 en San Miguel, Provincia de Buenos Aires, Espíndola lleva el fútbol en la sangre. Tras sus primeros pasos en el baby fútbol de Almafuerte, continuó en el club 17 de Agosto, pero cuando dejaron de competir en FEFI, el destino –o quizás la pelota– lo llevó directo a Boedo. San Lorenzo le abrió las puertas en 2016 y desde entonces, su vida cambió para siempre.
Hoy, con 18 años recién cumplidos, forma parte de la quinta división (categoría 2007), pero ya empezó a pisar fuerte en una categoría que es la antesala del profesionalismo. Su estreno en Reserva no fue casualidad, sino consecuencia del trabajo silencioso, de los entrenamientos bajo lluvia o sol, y de esa pasión que se nota cuando toca la pelota.
“Es una motivación enorme acercarme cada vez más a mi sueño, que es vestir la camiseta azulgrana en la máxima categoría”, dice con convicción. No se conforma. Sabe que el camino es largo, pero también sabe que el primer paso ya está dado.
Un volante con elegancia y mentalidad
Tobías es un volante creativo, derecho, inteligente, con técnica y panorama de juego. Un organizador nato, que disfruta de tener la pelota en los pies. “Me defino como un jugador con muy buena técnica, buen panorama de juego, muy inteligente y buena pegada con ambas piernas”, asegura.
Y esa definición se vio en la cancha. Ante Godoy Cruz, San Lorenzo ganó 2 a 0 y el equipo mostró credenciales. “La clave del triunfo fue la intensidad y el sacrificio del equipo, eso fue lo que marcó la diferencia”, analiza el juvenil.
El salto a la Reserva y lo que se viene
Pasar de las Juveniles a la Reserva no es un simple cambio de camiseta. El ritmo, la presión y la velocidad del juego aumentan. Espíndola lo sintió, lo vivió y lo contó sin vueltas: “La diferencia es que en Reserva el ritmo es mucho más intenso, con más roce y menos tiempo para la toma de decisiones“. Es otro fútbol, uno más cercano al profesionalismo.
Pero Tobías no se achica. Al contrario, se potencia. Sabe que hay una camada de juveniles talentosos en el Ciclón, y que hay una oportunidad real de ganarse un lugar. “Todos queremos pertenecer a esa camada que llega a Primera División, eso nos hace exigirnos un poco más cada día”, explica.
Para lo que resta del año, sus objetivos son claros y firmes: “Seguir creciendo futbolísticamente y poder seguir sumando minutos en Reserva”.