
(Por Cristian Paladino) – En una fresca mañana de sábado en la Ciudad Deportiva, la Novena División de San Lorenzo volvió a dejar en claro que quiere ser protagonista. El equipo que dirige el Profesor Mauricio Luquez venció 4 a 1 a Vélez Sarsfield en un partido de alto voltaje futbolístico, y una de las figuras fue Jeremías Kadijevic, marcador central de tan solo 14 años, que además llevó circunstancialmente la cinta de capitán.
Nacido el 6 de enero de 2011 en Capital Federal, Jeremías llegó al club en 2021 tras destacarse en Don Bosco de Ramos Mejía, y desde entonces transita su proceso formativo en el semillero azulgrana con compromiso y crecimiento constante. Actualmente, es parte de la columna vertebral de un equipo que viene mostrando identidad, orden y carácter.
“Estoy muy contento por el triunfo. Todo lo que trabajamos en la semana y nos pidió el técnico salió como esperábamos”, expresó con la serenidad de quien entiende que cada paso es importante en la construcción de su camino.
Kadijevic no solo mostró solvencia en la marca y solidez en cada intervención, sino que además se animó a tomar protagonismo desde la palabra. “La clave del partido estuvo en que mantuvimos el orden y aprovechamos las situaciones de gol que tuvimos”, explicó, valorando el trabajo colectivo por sobre las individualidades.
Aunque el resultado final pareció amplio, el desarrollo del encuentro tuvo momentos intensos. “Aunque el 4-1 parece haber sido cómodo, el partido fue muy trabado, pero pudimos resolver bien”, reflexionó, dejando entrever madurez en el análisis.
Con humildad, Jeremías sabe que todavía queda mucho por recorrer, pero no le escapa a los desafíos. “Si seguimos trabajando como venimos haciendo, yo creo que nos vamos a poner en la lucha para pelear arriba. Tenemos un gran plantel y estamos trabajando mucho para mejorar día a día”, destacó sobre la actualidad de la categoría.
El grupo, al parecer, es uno de los puntos fuertes de esta camada 2011: “Somos un grupo muy unido que trabaja día a día para mejorar”, repite como una vez más, dejando en claro que el compañerismo también juega su partido.
El último sábado, el defensor tuvo además un motivo especial para recordar: llevó la cinta de capitán en partido oficial. “Es un orgullo y una responsabilidad muy grande llevar la cinta en este club tan grande”, confesó, sin ocultar su emoción.
Cuando se le pide una autodefinición como futbolista, se sincera con naturalidad: “Soy un jugador que tiene buen juego aéreo y me siento cómodo saliendo desde el fondo”.
Lejos de los flashes, Kadijevic sigue construyendo, paso a paso, su historia en Boedo. Con perfil bajo, carácter y la cabeza enfocada en seguir aprendiendo, representa a una generación que sueña en grande, pero que sabe que todo comienza en estos años: formándose, compitiendo y entendiendo que el verdadero liderazgo no siempre se grita… a veces se ejerce con hechos.