(Por Cristian Paladino) – Desde los llanos venezolanos a la Ciudad Deportiva de San Lorenzo, el camino recorrido por Carlos Figuera es tan prometedor como inspirador. Nacido el 30 de abril de 2010 en Barinas, una ciudad pujante del occidente de Venezuela, este joven volante ofensivo de la Octava División del Ciclón se abre paso con talento, humildad y una convicción inquebrantable: convertirse en jugador profesional del club que hoy lo forma.
Dueño de un perfil atrevido y explosivo, Carlitos –como lo llaman sus compañeros y entrenadores– es de esos futbolistas que invitan a mirar el partido con atención. Rápido, encarador y con una notable capacidad para cambiar de ritmo, cada vez que la pelota pasa por sus pies hay promesa de desequilibrio. En el reciente triunfo de San Lorenzo por 3 a 1 ante Banfield, Figuera fue una de esas alternativas desequilibrantes: convirtió un gol clave para abrir el marcador y fue el motor creativo del equipo en ofensiva.
“Fue un gol muy lindo, lo celebré con mis compañeros porque entre todos hicimos que San Lorenzo se quedara con los tres puntos”, expresó luego del encuentro, con una madurez que llama la atención para su edad. Y agregó, en un análisis sincero del rendimiento colectivo: “No fue uno de los mejores partidos, pero el equipo supo reaccionar y sacarlo adelante cuando hizo falta”.
La historia de Carlos en el club comenzó en 2023, cuando desembarcó en el fútbol juvenil azulgrana y comenzó su proceso de adaptación. No fue fácil insertarse en un plantel competitivo y exigente, y al mismo tiempo mantener el foco en el crecimiento futbolístico y personal. Sin embargo, Figuera supo encontrar su lugar: hoy es pieza clave en una división que no solo juega bien, sino que compite con personalidad en cada fecha del torneo de AFA.
“Somos una división a la que le gusta jugar bien al fútbol y dejamos todo en la cancha”, resume con orgullo. Y ya palpita lo que viene: el próximo duelo ante River Plate, un clásico del fútbol formativo con sabor especial. “Va a ser un partido complicado, pero tenemos muchas ganas de jugarlo y ganarlo. Es importante para seguir peleando el campeonato”, anticipa con determinación.
El motor emocional de Carlitos tiene un eje claro: su familia, que lo acompaña y sostiene en cada paso. “Tengo una muy buena relación con ellos. Siempre están para mí y me apoyan en todo lo que necesito”, dice.
A la hora de buscar inspiración, no duda en mencionar a Lamine Yamal, la joven joya del FC Barcelona. “Es mi referente. Lo miro, lo sigo, trato de aprender de él”, admite, trazando un espejo de aspiraciones que reflejan sus sueños.
Carlos Figuera representa mucho más que un proyecto de jugador: encarna la fuerza de una historia que cruza fronteras, la pasión de un chico que ama el fútbol y la ilusión de miles que sueñan con debutar en la Primera de un club grande. Su presente es prometedor. Su futuro, si sigue este camino, puede ser brillante. Y San Lorenzo lo sabe: en sus divisiones formativas, hay un talento venezolano con alma azulgrana que pide pista.
